martes, 9 de octubre de 2012

En el hastío que horada...


II

En  el hastío que horada 
con la potencia del río
la arena movediza de las horas,
las acacias blancas sobre el lecho de piedra
lastiman la intuición agreste

de los ojos 

de la infancia.

Y las doradas mentiras 
                                                           construidas
                   con el amor burocrático y solemne 
de los arrepentidos,
deleitan al censor que
oscuramente, replegado
en el silencio infinito
de un páramo sin nombre
cobija en el espasmo
el manual de iniciación de los suicidas.







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