II
En el hastío que horada
con la potencia del río
con la potencia del río
la arena movediza de las horas,
las acacias blancas sobre el lecho de piedra
lastiman la intuición agreste
de los ojos
de la infancia.
Y las doradas mentiras
construidas
con el amor burocrático y solemne
construidas
con el amor burocrático y solemne
de los arrepentidos,
deleitan al censor que
oscuramente, replegado
en el silencio infinito
de un páramo sin nombre
cobija en el espasmo
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